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Arte y Cultura

Hábito de lectura en México

Hábito de lectura en México

El hábito de lectura en México se problematiza a partir de la falta de cultura escrita en las escuelas y hogares del país. Se entiende como cultura escrita todo aquello relacionado con la manifestación de la escritura y los elementos que la complementan: lectura, gramática, libros, ediciones, interpretaciones, oralidad e idiomas; su repercusión a nivel social, político y cultural.

En otras palabras, una sociedad con cultura escrita construye una identidad, reafirma su historia y dimensiona su valor en el mundo. Una de las principales prácticas que nos permite entender y cuestionar nuestro entorno es en definitiva la lectura. Te invitamos a ver un panorama estadístico de la lectura en México. ¿Realmente no leemos? y, si sí, ¿cuál es el problema entonces?

¿Cuánto se lee en México?

Según el Módulo sobre Lectura (MOLEC) de INEGI, la sociedad mexicana lee 3.8 libros por persona, un promedio de un libro cada tres meses, de los cuales cuatro de cada diez indagan en diccionarios, enciclopedias o en internet para buscar información que no entendieron a la hora de leer.

Las mujeres tienden a leer más libros y revistas, mientras que los hombres son los principales lectores de periódicos. Se estima que el público femenino abarca un 57% de lecturas, mientras el masculino es inferior con un 42.7%.

El tiempo de lectura depende del grado de estudios. Por ejemplo, personas con certificado de primaria y secundaria leen aproximadamente 29 minutos al día; con preparatoria terminada se calcula una lectura de 34 minutos; y con educación universitaria 49 minutos.  Por otra parte, hubo una disminución de lectura; en 2015 se indicaba que el 84% de la población mexicana eran lectores activos, lo que para este año disminuyó a un 74 por ciento.

¿Qué se lee?

Los libros que más se leen son de literatura con un porcentaje de 42.5%, le siguen los libros académicos con un 34.2 %, los de superación personal y religiosos con un 26.6%, los científicos y de cultura general con un 23.9% y con 7.5% se encuentra manuales, guías y recetarios. También muchos, principalmente las nuevas generaciones, leen libros escolares, periódicos, páginas, foros y blogs digitales.

¿Cuál es la verdadera problemática?

Hoy por hoy, la población lectora en México es preferente de los libros impresos; sin embargo, de 2015 a la fecha aumentó el consumo y la lectura por medios digitales en un 8%. México aún cuenta con un gran número de librerías, entre ellos Gandhi, El sótano, Sanborns y el FCE, pero entonces ¿por qué los números son muy bajos?, ¿por qué no aumenta el hábito de lectura?

Las estadísticas señalan diferentes causas por las que el país supuestamente no lee. Un 47.9% de la población nacional declara que es por falta de tiempo; el 21.7%, por falta de interés; otro 14.8% prefiere realizar otras actividades, y un 6.3% por problemas económicos o de salud deja la lectura a un lado.

En el rank mundial, México ocupa el lugar 24 con una actividad lectora de 5:30 horas a la semana. Los cinco países con un alto índice de lectura, según la NOP World, son los siguientes:

  • India 10:42 horas a la semana
  • Tailandia 9:40 horas a la semana
  • China 8:00 horas a la semana
  • Filipinas 7:30 horas a la semana
  • Egipto 7:30 horas por semana
  • República Checa 7:24 horas por semana

Sin embargo, todos estos datos estadísticos dan un panorama general, arrojan números sin presentar cuál en sí es el verdadero problema, sin analizar el trasfondo: el cómo se está leyendo. De nada sirve que cada ciudadano lea cien libros al año, si de ellos no entendió nada. No se trata de cantidad, sino de calidad. La lectura es un ejercicio de pensamiento, de reflexión y crítica que comienza por el placer estético.

Leer no te hace más inteligente ni más bueno, pero si es una manera de adquirir conocimiento. Es decir, los libros son leídos para ser interpretados, para cuestionarlos, para entablar diálogos y aprender de ellos, no para superar marcas de quien lee más libros en menos tiempo. ¿México lee?, sí, pero lee muy mal y sin saber qué significa hacerlo.